Todos sabemos que nuestros cuerpos segregan hormonas que nos afectan física y psicológicamente. Hay diferentes hormonas como la
melatonina que produce sueño, la
serotonina que controla el apetito y el humor, la
adrenalina que segregamos en momentos de alta tensión y la
oxitocina que es la hormona del amor y la que nos compete en el presente artículo. La oxitocina que es segregada por el hipotálamo se genera a medida que se crean vínculos afectivos con otras personas, cuando se realiza un voluntariado, cuando se recibe una comida caliente y rica, cuando se recibe un masaje agradable o tenemos alguna conversación bonita con alguien a quien apreciamos.
La oxitocina cuando es segregada por el organismo impacta de manera física y emocional en nuestro cuerpo: sentimos un gran
bienestar emocional, generamos un
pensamiento optimista de nosotros mismos, aumenta la
autoestima,
la tensión arterial y el ritmo cardiaco disminuyen ayudándonos a sentirnos más relajados, también
mejora la cicatrización de heridas y
la digestión de alimentos absorbiendo de manera eficiente todos los nutrientes que los alimentos tienen para darnos. Por esto es que es una de las hormonas más importantes en nuestro día a día.
Oxitocina y adultos mayores
La oxitocina es bien conocida como un agente rejuvenecedor para las personas ancianas, según un estudio de la
Universidad de Berkeley en Estados Unidos tiene un impacto positivo sobre los músculos envejecidos ayudando a mantener la regeneración muscular que se pierde con el pasar de los años y es uno de los principales problemas de la vejez.
Es de público conocimiento también que la generación de la hormona oxitocina ayuda a prevenir la demencia senil y en algunos casos aliviar los sintomas. Como dijimos anteriormente esta hormona puede ser generada compartiendo un lindo momento con los abuelos por ejemplo en un voluntariado (como los que hacemos en
Huellas) compartiendo una bonita charla, dando un abrazo, contando un chiste, bailando, jugando un juego, entre tantas otras cosas. Lo que para un voluntario es un simple gesto para un abuelo puede significar un
aumento en su calidad de vida.
Voluntariado también con niños
En los encuentros de voluntarios con niños se puede ayudar a generar oxitocina a través de juegos, actividades creativas, pequeñas charlas divertidas, entre otras cosas que realizamos en los voluntariados. Es un tipo de simbiosis, estas actividades generan oxitocina
en los mismos voluntarios y en los niños del lugar en donde se está llevando a cabo el voluntariado. El generar oxitocina en el niño deja una marca imborrable en su memoria y apenas se van los voluntarios ya los extraña y está preguntando cuándo es que va a ser la próxima visita.
La oxitocina genera calma, relajación y estados de placidez en los niños potenciando su capacidad de ser empáticos, reconocer las emociones en el otro y reaccionar de manera adecuada a estas emociones. Esto los ayuda a desarrollarse de la mejor manera posible y en el día de mañana ser buenas personas llenas de valores positivos. La oxitocina es un
pilar fundamental del bienestar y no puede pasarse por alto porque percibimos mayor confianza para realizar actividades, reduce el miedo social al momento de comunicarnos con otros, nos vuelve más empáticos y genera tranquilidad y alegría. La oxitocina mejora la calidad de vida de todos.